El 22 de diciembre de 1997 sucedió uno
de los actos mas terribles que se suscitaron desde el surgimiento
del movimiento zapatista. En una comunidad indígena de Chiapas,
Acteal, hubo una masacre, organizada por un grupo paramilitar, que
acabó con la vida de varias personas entre ellos mujeres y
niños. A raíz de este horrible acontecimiento, hubo
nuevamente una serie de acciones en reclamo al gobierno por tanta
impunidad.
En respuesta a esta situación realizamos la gira “Muévete
contra la guerra”, que consistió en un recorrido por
diversos puntos de la ciudad en un camión de redilas, del 8
al 10 de enero de 1998, en el que dimos información sobre lo
que sucedía en Chiapas, e invitamos a la gran marcha contra
la guerra del 12 de enero, recogimos fondos para llevar ayuda a los
miles de desplazados en el municipio de Chenalhó. Con este
fin se hizo pública una cuenta bancaria a mi nombre, en la
cual se depositó en muy pocos días, dinero suficiente
para llevar algo de ayuda. La gira culminó el 10 de enero de
1998 en el Ángel de la Independencia, con un concierto. A finales
del mes algunos representantes de La Bola fuimos a entregar la ayuda
recabada a los desplazados en Polhó, municipio autónomo de Chenalhó.
La cantidad de dinero recabada sumaba un total de $ 88,000.00, con
la cual se compraron 20 toneladas de maíz, 5 toneladas de azúcar,
5 de sal, además de jabón y pelotas y canicas para los
niños. Algo de dinero en efectivo se entregó también
para comprar madera y lámina, indispensables para la construcción
de viviendas para los desplazados. Este grupo de representantes estuvo
integrado por Poncho y yo de Santa, Santiago Behm, Manco de Guillotina,
Anónimo de Café Tacuba, Adriana Díaz Enciso,
de los Uameros por la paz: Enrique Pineda, Carolina Espinoza, Rogelio
León, y César Evangelista, y estudiantes de la UNAM:
Araceli Murillo e Inti Muñoz y varios más. La ayuda
fue recibida formalmente por el concejo del municipio autónomo
de Chenalhó. Durante nuestra estancia en Chiapas fuimos testigos
de la situación tan terrible en la que vivían los desplazados.
Imagínense de por sí toda esta gente vive en condiciones
muy precarias, luego entra el ejército en sus comunidades,
matan gente, los hostigan, les roban lo poco que tienen, etc... se
ven obligados a dejar sus comunidades y desplazarse a otras, y lo
que nosotros encontramos ahí fue como a seis mil desplazados
integrados a otra comunidad que también tiene una situación
igual de difícil, y tratando de ayudarse unos a otros y con el acoso militar todo el tiempo. Sin embargo Polhó siendo un municipio
autónomo zapatista les brinda un poco de mayor seguridad. Los
días que estuvimos ahí, fueron muy conmovedores, pues
no sólo llevamos la ayuda material, sino que ahí armamos
un grupo entre todos los que íbamos y les brindamos un poco
música y fiesta.
Después de esa caravana, hubo un concierto que nombramos “Muévete
durito contra la guerra”. Luego en la semana santa de ese mismo
año, algunos nos fuimos al Aguascalientes “Roberto Barrios”
y simplemente fue para convivir con la comunidad y también
hacíamos conciertitos en las noches y en el día realizábamos
actividades con los niños. Continuó el acoso militar
hacia los municipios autónomos y se siguieron realizando más
conciertos en protesta, hicimos uno afuera de la Secretaría
de Gobernación. En 1999 se realizó otra gira en un camión
de redilas pero con representantes zapatistas que junto con nosotros
iban y daban su mensaje, este consistía en preguntar a la gente
si estaban de acuerdo con que se cumplieran los acuerdos de San Andrés.
Ya con otras organizaciones participamos en conciertos como “Paz,
baile y resistencia” en noviembre de 1999 en la UAM Xochimilco,
“Echa una mano por la paz” en noviembre de 2000 en el
Zócalo. En marzo de 2001 “Vibra Votán” en
la Magdalena Mixuca y “Zapata en el corazón” en
el Zócalo para dar la bienvenida a los zapatistas. En diciembre
de 2003 “20 y 10 Caracol de Paz, Baile y Resistencia”.
Así como estas acciones realizamos muchísimas otras
pero siempre hemos estado concientes de que no es suficiente la ayuda
humanitaria, las cosas tendrían que cambiar desde el fondo,
pero todas las actividades que realizamos en La Bola y organizaciones
posteriores, fueron importantes en la medida en que muchos jóvenes
tomaron conciencia de los problemas que nos atañen como mexicanos.
Lo que es triste es que los seres humanos reaccionamos hasta que la
situación nos rebasa.