UNA BREVE RESEÑA DE MIRCALLA:
SABADO 20 DE MARZO DE 2004, TEATRO METROPÓLITAN

Luz, oscuridad, memorias; luz, oscuridad, la muerte; luz, oscuridad, la vida; luz, oscuridad, Santa Sabina; noche de color Azul Casi Morado que en su fugaz por este 2004 reivindica la eternidad en nuestros tristes corazones de una voz que Siente la Claridad, y sin embargo, se pierde en las tinieblas; voz que acompaña por la melodía que nace de la melancolía y la fuerza de cinco diestros músicos. El momento que recorre un Camino de agua iniciado tiempo atrás a la Orilla del Sol, camino que infinito recorre la noche oscura para perdurar mañana y siempre.

Como ánima. En Llamas surge la hechicera imagen condenada, que permanece en el rojo eterno del fuego; emitiendo lamentos de terror o quizá de placer, se consume entre el calor y emite su último grito de pasión, mismo que se extiende en lo más profundo de nuestros pensamientos.

Herido el pájaro negro que se muere de pena extiende sus Alas Negras, que caen oscuras sobre el mar, su canto invita a todo aquél que escucha, a imaginar un vuelo perfecto que con su sabiduría arrancará el miedo de morir, y permitirá a cualquier alma soñar que besa la eternidad.

Música que viaja en un laberinto de visiones y fiel a tu deseo es capaz de Despertar a los muertos, vencer la muerte y maldecir el amor que se extingue junto con el ser amado; notas que viajan en este espacio y en una inesperada metamorfosis vemos a través de los ojos de Walter el deseo de resucitar a Brunilda que es, a su vez, el deseo de regresar a cualquier precio al amor perdido, aún sabiendo que es mejor dejar a los muertos en paz.

Existe, existe, ese ser que sacia su sed con la sangre; ese ser que surge de las tinieblas; la advertencia es clara; no visites la tumba de un suicida, de ella puede surgir aquél nocturno dios que resucita en forma de Vampiro, llámese Louis o de cualquier otro modo. Tal vampira que extiende sus alas de murciélago y bebe la sangre del espectador en un teatro, viaja al filo de la luna y proclama su vida eterna en todos los que acudieron a este antiguo recinto; su vuelo condena a la muerte sin piedad, su rostro deja traslucir unos Labios mojados, azucarados de sangre, que pronuncian una sola frase: la existencia es una imperfección.

[cerrar ventana]