Babel, obra construida con la arcilla primigenia de la magia y el milagro, establece, por otra parte, que la tragedia de la incomunicación va más allá de que existan diversas lenguas y además construye, por la vía de la música, esta enorme paradoja: de aquella torre bíblica de la incomunicación, nace un disco que comunica. El agua, orígen de todo, es también el origen de esta torre. De ahí crece La risa de Dios, antes de disolverse contra El reino perdido, a partir de entonces la torre, que es el disco, deja entrar al amor, al odio, al deseo, al poder, a los sueños y a todas las fuerzas que nos constituyen que nos juntan y nos separan, es decir, que nos hacen parte de la especie humana. ¿Será que Babel, esta torre que es un disco, somos nosotros mismos?...

Como primera muestra de Babel, se ha elegido el último piso del disco, aquel que según los planos originales de la torre, debería tocar el cielo: El Ángel: la luz, ese estado posterior al desasosiego y anterior al vuelo, que es propiamente la última frontera. Con Babel, su tercer álbum, Santa Sabina confirma que es una banda sólida, auténtica y espléndida, con esa propuesta, que es al mismo tiempo nueva y la misma, y que sigue siendo capaz de asombrarnos, de conmovernos y hasta de funcionar como tabla de salvación contra la turbulencia del fin del milenio, cada espectador encontrará en Babel, su propia historia, se trata de cerrar los ojos y dejarse tocar por el hechizo de la Santa.

Jordi Soler

 

 

 

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